En lo que va del año, y apenas llevamos 7 meses, se han encontrado 80 tortugas muertas en las costas de Veracruz-Boca del Río; el año pasado se registró una baja de esta misma especie de 130 ejemplares en las variedades de loro, carey y caguama, pero todo este tema solo ha sido mediático y no conocemos de medidas estrictas que haya dictado la autoridad, para evitar ese daño a la fauna marina.
En muchos de los casos se ha documentado que es porque esos quelonios han tragado plástico, han quedado atrapadas en redes o porque consumen alta contaminación cuando se acercan a las playas, lo que se supone es que si hay tortugas muertas en la playa debe haber muchas otras especies dentro del mar.
Todo este tema viene a colación porque en el municipio de Veracruz, en el basurero municipal, existe ya un fluido conocido como lixiviados que corre hasta una laguna y hasta el río grande que desemboca al mar y que lleva residuos tóxicos con los que se puede matar cualquier ser vivo.
Cuando se habla de las playas o del mar, mucha gente piensa en automático que esa es una responsabilidad que debe atender el gobierno federal, pero la solución al origen del problema esta vez pensamos que corresponde al Ayuntamiento de Veracruz.
Junto al basurero municipal se encuentra un área baja cuyo fondo es arena y por lo mismo es fácil permear con esos lixiviados, el problema que debajo de esa arena existen mantos freáticos que se van dañando y llegan hasta la laguna que está inmediata y que es considerada como un sitio Ramsar.
Los sitios Ramsar son zonas protegidas, porque ahí se concentra una gran cantidad de vegetación, manglares en cuerpos de agua que puede ser dulce o salada, pero que permite la alimentación de las aves de esa región.
Las advertencias que hacen diariamente los organismos internacionales y que en muchos de los casos son da alarma, por lo que le estamos provocando al planeta tierra, debiera ser tomado en cuenta muy en serio por las autoridades de los tres niveles, incluyendo a los diputados locales y federales, que debieran intervenir para remediar situaciones como la mencionada.
No es posible que el alcalde Fernando Yunes Márquez se entretenga con temas muchas veces superficiales, cuando a tiempo un funcionario de la Procuraduría del Medio Ambiente, hace esos señalamientos y ante ese llamado se debiera corregir ese problema, que puede aumentar los daños que ya estamos viendo.
También es una gran oportunidad para los diputados locales sacar la casta y exigir respeto hacía el medio ambiente, porque prefieren exaltar las obras que realiza el gobernador Cuitláhuac García y repetir lo que ya se dijo, cuando tienen sus propias funciones y responsabilidades pero no se esmeran en cumplirlas, al menos así vemos al presidente de la Jucopo, Javier Gómez Cazarín, que pagó publicidad en Facebook para referirse a las obras que realiza el poder ejecutivo del estado. Ya lleva 9 meses en el cargo y no acaba de entender cuál es su verdadera función. Más claro ni el agua.