Expreso a vuestra excelencia mi sentimiento de pesar, rogando que tenga la bondad de transmitirlo también a los familiares del difunto prelado y a cuantos forman parte de esa Arquidiócesis.
Recordando a este abnegado pastor que, durante años y con fidelidad, entregó su vida al servicio de Dios y de la Iglesia, ruego por el eterno descanso de su alma, que el Señor Jesús le otorgue la corona de gloria que no se marchita.
A todos imparto la Bendición apostólica»,
S.S Francisco