En su discurso de toma de posesión, el 1 de diciembre de 2018, en el Zócalo de la Ciudad de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró: “En mi gobierno no habrá censura, ni casos como el de Carmen Aristegui o José Gutiérrez Vivó”. Y remató advirtiendo: “Tampoco habrá asesinatos de periodistas”.
La realidad lo ha superado y tan sólo en lo que va de su administración han sido asesinados 11 periodistas, uno por mes en el ejercicio de su trabajo, y seis más que aún se investiga por parte de organizaciones internacionales si el homicidio tuvo que ver con su labor periodística.
Así, los homicidios de periodistas superaron incluso al 2018, último de la administración de Enrique Peña Nieto, cuando se registraron nueve asesinatos. México los ha superado en 2019. De 36 asesinatos a periodistas en el mundo en este año, 10 ocurrieron en México, esto lo mantiene como el país más peligroso para ejercer el periodismo, de acuerdo a Reporteros sin Fronteras.
La impunidad en torno a los asesinatos ocurridos en este año ha sido la constante como en administraciones anteriores, donde hay algunos detenidos, pero ninguna sentencia.
Las condiciones de inseguridad para ejercer el periodismo también han continuado. De acuerdo con la organización Artículo 19, en el primer semestre de la actual administración se habían registrado 277 agresiones a la prensa, cifra que se elevó considerablemente en los siguientes meses.