¿Dónde están los cónsules y embajadores de los migrantes centroamericanos?
Más claro…
Por Felipe Mendiola Parra
¿Dónde están los cónsules y embajadores de los migrantes centroamericanos?
A pesar de que el gobierno de México de diversas formas promueve el respeto a los derechos humanos de los migrantes, estos grupos de indocumentados han sido maltratados y en muchos de los casos discriminados, en su paso por el territorio nacional.
De acuerdo a los datos oficiales de la Secretaría de Gobernación, el número de eventos de extranjeros presentados ante la autoridad migratoria en Veracruz durante el primer semestre de este año, superó las cifras acumuladas durante 2020, al pasar de 4 mil 565 a 5 mil 551 migrantes, pero seguramente son muchos más los que caminan en territorio veracruzano.
Para muchos de nosotros se ha vuelto cotidiana esa escena de ver a parejas y familias enteras de migrantes, pidiendo ayuda a los automovilistas o a los transeúntes y debiéramos recordar que son seres humanos, que viven la desgracia en sus países de origen y que por eso tienen la necesidad de buscar un reacomodo en otro país y el sueño norteamericano sigue prevaleciendo.
México es solo una parte de su largo camino y Veracruz es paso obligado por la ruta que han trazado viniendo de Guatemala. Son cuando menos 30 municipios los que caminan, figurando entre otros Acayucan, Córdoba, Cosamaloapan, Cosoleacaque, Fortín, Las Choapas, Poza Rica, Sayula de Alemán, Texistepec, Veracruz y Xalapa.
El mayor número de esas personas provienen de El Salvador, Guatemala, Honduras y otros países como Cuba, Haití, Brasil.
No debemos olvidar que México también es un expulsor mayoritario de migrantes hacia el extranjero; ello sentaría las bases de acción del gobierno y la sociedad bajo la premisa de dar al migrante centroamericano el trato que se busca para el connacional en el extranjero.
En medio de la pandemia el flujo de migrantes creció desproporcionadamente en comparación con otros años, seguramente por el deterioro de la economía en esos países donde el sufrimiento por la falta de empleo, la falta de dinero, las enfermedades y otros factores han provocado esa movilidad.
Como en otros acontecimientos de la vida, esas familias han encontrado gente mala pero también gente buena que de manera voluntaria los médicos les atienden, enfermeras curan sus heridas, voluntarios les ofrecen comida y en muchos casos las autoridades les han proporcionado instalaciones para que duerman, ocupando parte del dinero de particulares y de las autoridades mexicanas.
Entonces ahí viene la pregunta obligada ¿Dónde están sus cónsules y embajadores que podrían ayudarles para hacer menos penoso su traslado hacia los Estados Unidos? Seguramente están cómodos en sus lujosas oficinas, saboreando café o asistiendo a eventos culturales, sin ver el sufrimiento de sus connacionales. Más claro ni el agua
