En el ámbito político nacional, la senadora Lilly Téllez, del Partido Acción Nacional (PAN), ha sido descrita con creciente contundencia como una “criatura de madera” política, por su cálculo, mutabilidad ideológica y estilo provocador, lo que ha alimentado debates sobre auténtica representación versus espectáculo mediático.
1. De leal obradorista a figura polémica del PAN
Sus inicios en Morena fueron categóricos. Sin embargo, su posterior giro ideológico la transformó en objeto de críticas duras. Periodistas han señalado su perfil como el de una “esquizofrenia política, oportunismo y estratega de engañifas”, tachándola de camaleónica por haber abandonado la izquierda progresista tras aliarse con el PAN
Diversos comentarios han reforzado esta percepción: la califican de camaleónica, traidora, “vendepatria” y cargada de estrategias más oportunistas que convicciones políticas.
2. El espectáculo como estilo y arma política
Lilly Téllez ha sido criticada por convertir escenarios legislativos en puestas en escena. En un análisis se señala que actúa como si estuviera en un plató televisivo: retórica histriónica, desplantes dramáticos, gestos intensos y gran atención al encuadre mediático.
Este histrionismo ha marcado su narrativa pública y contribuye a su imagen de “criatura de madera”—alta visibilidad pero poca consistencia ideológica.
3. Insultos, audacia y confrontación deliberada
Su estilo confrontativo —más allá de lo discursivo— ha generado controversias notorias. Ha insultado de forma directa a colegas, como llamarle «changoleón legislativo» a Gerardo Fernández Noroña, calificado después de clasista y racista.
También expresó agravios a figuras culturales, como llamar a Paco Taibo “vulgar de lengua” y “enano de intelecto” en respaldo a Enrique Krauze . Además, se burló de la espiritualidad presidencial, calificándola de “idealización de la ignorancia”