En medio de un ambiente político marcado por la hegemonía oficialista, la oposición mexicana quedó prácticamente relegada durante el primer informe de Gobierno de Claudia Sheinbaum. El evento, realizado en el Palacio Nacional, estuvo dominado por mensajes que resaltaron los logros y proyectos de la actual administración, sin dar espacio a voces críticas.
Los representantes de partidos opositores denunciaron que no se les permitió un papel protagónico en la ceremonia y que sus intervenciones fueron limitadas a saludos protocolarios. Señalaron que este hecho refleja un “control excesivo” por parte del gobierno federal y una falta de apertura al diálogo democrático.
Durante su discurso, Sheinbaum destacó los avances en programas sociales, seguridad y desarrollo económico, subrayando la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación. Afirmó que su administración busca “unidad nacional”, aunque sin referirse directamente a las críticas opositoras.
Analistas consideran que la marginación de la oposición en este evento puede intensificar la polarización política en el país, en un contexto donde Morena y sus aliados mantienen mayoría en el Congreso.