El debate en torno al amparo vuelve a colocarse en el centro de la discusión pública, esta vez con la figura de Claudia Sheinbaum, presidenta de México, como telón de fondo. Diversos sectores han cuestionado el alcance y los límites de este recurso legal, al que algunos analistas llaman “el reverso” del poder presidencial.
El amparo, contemplado en la Constitución mexicana, funciona como una herramienta jurídica para proteger a los ciudadanos frente a actos de autoridad que vulneren derechos fundamentales. En la práctica, se ha convertido en un contrapeso clave en momentos donde las decisiones del Ejecutivo generan controversia.
En el caso de Sheinbaum, especialistas señalan que las políticas públicas impulsadas por su administración podrían enfrentar un mayor número de impugnaciones por esta vía, sobre todo en áreas como energía, medio ambiente e infraestructura. El recurso del amparo permitiría a ciudadanos, empresas y organizaciones frenar temporalmente disposiciones gubernamentales mientras se dirimen en tribunales.
Aunque el gobierno federal ha defendido que sus proyectos cumplen con la ley y buscan el bienestar social, la oposición y distintos colectivos advierten que el amparo seguirá siendo una herramienta esencial para equilibrar el poder y garantizar el respeto a los derechos humanos.
El debate sobre el amparo y su papel en el sexenio de Sheinbaum abre así un capítulo donde la confrontación entre decisiones políticas y defensa jurídica promete marcar parte de la agenda pública.








