El Partido Acción Nacional (PAN) anunció su ruptura con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), una decisión que busca marcar un nuevo rumbo político y “lavar la cara” tras los costos electorales y de credibilidad que dejó la alianza opositora conformada durante los últimos años.
De acuerdo con fuentes internas, la dirigencia panista consideró que el vínculo con el PRI —históricamente asociado a prácticas de corrupción y autoritarismo— afectó la percepción ciudadana del blanquiazul, restándole identidad y fuerza como alternativa democrática.
El líder nacional del PAN, Marko Cortés, declaró que el partido iniciará una nueva etapa de “reconstrucción y reconciliación con la sociedad”, enfocada en recuperar la confianza de sus bases y en fortalecer su agenda propia, centrada en la transparencia, la economía y la seguridad.
“Es momento de que Acción Nacional retome sus principios y vuelva a ser un referente de ética y servicio público. No podemos seguir pagando los errores de otros partidos”, expresó Cortés durante una conferencia.
Analistas políticos consideran que esta ruptura busca reposicionar al PAN rumbo a los próximos procesos electorales, en especial ante el avance de Morena y el desgaste del bloque opositor. Sin embargo, advierten que el reto será mantener la unidad interna y reconstruir su estructura territorial sin el apoyo del PRI.
Con esta decisión, Acción Nacional intenta proyectarse como una fuerza renovada, dispuesta a redefinir su papel en la política mexicana tras años de alianzas que, aunque estratégicas, diluyeron su identidad ante el electorado.