La sorpresiva victoria de Rodrigo Paz Pereira en las elecciones de Bolivia ha sacudido el panorama político del país. El nuevo mandatario, considerado un moderado con visión pragmática, ha prometido implementar lo que denomina “capitalismo para todos”, una fórmula que busca combinar la iniciativa privada con políticas sociales inclusivas.
Paz, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, logró consolidar una amplia coalición ciudadana y empresarial que lo llevó al poder tras años de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS). Su discurso postelectoral marcó distancia tanto del populismo de izquierda como del neoliberalismo tradicional, asegurando que su prioridad será “reconstruir la confianza en el Estado y generar oportunidades sin exclusiones”.
“El Estado debe dejar de ser un obstáculo y convertirse en un socio del ciudadano. No queremos un capitalismo para unos pocos, sino para todos”, afirmó durante su primera conferencia como presidente electo.
Analistas consideran que su propuesta podría redefinir el modelo económico boliviano, apostando por la atracción de inversiones, la modernización del sector productivo y una política fiscal más equilibrada. Sin embargo, advierten que enfrentará resistencias tanto de los sindicatos como de sectores afines al MAS, que ya han anunciado movilizaciones de “vigilancia democrática”.
Con su estilo conciliador y discurso centrado en la eficiencia y la transparencia, Rodrigo Paz encarna un cambio generacional en la política boliviana, que ahora se prepara para un nuevo ciclo de expectativas y desafíos.