Desde el 1 de septiembre entró en funciones la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tras la reforma judicial impulsada por Morena, que incluyó la elección popular de sus integrantes, reducción de ministros, y eliminación de salas. Sin embargo, pese al cambio formal, varios de sus primeros pasos sugieren que en muchos aspectos conserva prácticas históricas del antiguo modelo.
Qué cambió
Las reformas implementadas modifican la estructura institucional de la Corte:
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Se redujo el número de ministros de 11 a 9.Los ministros ahora serán elegidos por voto popular, lo que representa una novedad institucional significativa respecto al modelo anterior.
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También cambió el periodo de servicio: ahora durarán entre 8 y 12 años, en lugar de los 15 años anteriores. Desaparecen las salas (antes dos salas que resolvían algunos asuntos), todos los temas se verán en pleno. Se implementaron reglas nuevas de funcionamiento: sesiones más frecuentes (lunes a jueves), inicio más temprano, y un mayor compromiso con tramitar el rezago de asuntos.
Pero los parecidos sobresalen
A pesar de estos cambios, hay críticas y primeros indicios de que el cambio no ha sido tan profundo como se esperaba:
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Temas rutinarios de siempre
En su segunda sesión pública, la Corte debatió durante casi tres horas el precio de copias certificadas, algo que lleva años siendo objeto de discusión en el pleno. El debate sobre si los costos están inflados o no, el desglose de costos de luz, transporte, desgaste de máquinas, etc., remite a discusiones antiguas que no se han resuelto fácilmente.