Graciela Iturbide, una de las fotógrafas más reconocidas de México y figura esencial del arte latinoamericano contemporáneo, ha transformado la forma en que el país se mira a sí mismo. Su obra, marcada por una mirada íntima, poética y profundamente humana, ha trascendido fronteras para convertirse en un referente mundial de la fotografía documental y artística.
Desde sus emblemáticas imágenes de las mujeres del Istmo de Tehuantepec hasta sus exploraciones sobre la muerte, la identidad y lo sagrado, Iturbide ha construido un lenguaje visual que combina realismo y simbolismo, otorgando dignidad y fuerza a los rostros y paisajes del México profundo.
Discípula de Manuel Álvarez Bravo, Iturbide desarrolló una estética propia que rompe con los estereotipos y celebra la diversidad cultural del país. Su cámara no observa desde la distancia: acompaña, comparte y revela.
Reconocida con premios como el W. Eugene Smith y el Premio Nacional de Ciencias y Artes, su legado continúa inspirando a generaciones de fotógrafos y artistas visuales que ven en su obra una revolución silenciosa, basada no en la denuncia directa, sino en la empatía y el respeto por la vida cotidiana.
Hoy, mientras nuevas exposiciones internacionales revisan su trayectoria, Graciela Iturbide se reafirma como la gran narradora visual de la identidad mexicana, una artista que convirtió la cámara en una herramienta de contemplación y resistencia.








