El nombre de Carlos Manzo se ha convertido en símbolo de la búsqueda y la esperanza en Michoacán. Activista social y reconocido defensor de los derechos comunitarios, fue hallado sin vida tras haber sido reportado como desaparecido, dejando un profundo vacío entre familiares, amigos y quienes compartieron con él las causas por la justicia.
Su historia es la de muchos en un país donde encontrar a los desaparecidos parece buscar un sombrero en un pajar: una tarea ardua, desgarradora y marcada por la impunidad. La viuda del activista, Grecia Quiroz, ha hecho un llamado a mantener viva su lucha, convocando a una manifestación pacífica en Uruapan para exigir verdad y justicia.
Mientras su familia enfrenta el dolor, la sociedad civil recuerda a Carlos Manzo como un hombre de convicciones firmes, que dedicó su vida a defender la dignidad de los pueblos originarios y la voz de los olvidados. Su sombrero, símbolo de identidad y resistencia, queda ahora como emblema de una lucha que no termina.








